8 de enero de 2017

Necesitamos Rebautizarnos



NECESITAMOS "REBAUTIZARNOS"

Por José María Martín OSA

1. - Carga con los pecados de todos los hombres. Después del "evangelio de la infancia", Mateo pasa a la presentación de Juan Bautista en el desierto de Judea. En Adviento escuchábamos sus advertencias: anuncia un bautismo de penitencia porque el Reino de los Cielos está cerca. No se trata de un mero rito vacío, sino que exige el cambio de vida radical. Mateo es el único que recoge el diálogo del Bautista con Jesús, quizá para explicar el absurdo que parece el hecho de que Jesús, que no tenía pecado, acuda a recibir este "Bautismo de Penitencia". Es un escándalo que Jesús esté en la fila de los pecadores. Por eso Juan intenta disuadirlo. "Soy yo el que necesito que me bautices, ¿y tú acudes a mí?". La respuesta no es sólo que Jesús quiera darnos ejemplo de humildad. El gesto de Jesús es mucho más profundo: Jesús en el Jordán se hace solidario con los pecadores. Es el "Siervo de Yahvé" de la lectura de Isaías que acepta la misión de cargar con los pecados de todos los hombres. Es como si nos dijera a nosotros: "Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de todo eso... No tienes necesidad de guardártelo..... Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonar tus faltas".

2. – Obediencia a la voluntad del Padre. La respuesta de Jesús a Juan Bautista clarifica desde el primer momento cuál es su misión: "Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere". La obediencia de Jesús a la voluntad del Padre pone de manifiesto su condición de Hijo, ya que en aquella cultura la obediencia era lo que definía la relación de un hijo con su padre. Obediencia no es sumisión, es seguimiento voluntario de lo que el Padre espera de El: su entrega hasta la muerte por la salvación del género humano. Que se cumpla "así" quiere decir "hasta la cruz".

3. – La misión de Jesús. La palabra del Padre después del Bautismo declara a Jesús "Hijo amado, mi predilecto". Esto quiere decir que es ungido, escogido y consagrado para la misión que libremente acaba de aceptar. La misión recibida es poner en práctica el anuncio del profeta Isaías: abrir los ojos a los ciegos, sacar de la prisión a los cautivos y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas. Cuando Jesús acuda a la sinagoga de Nazaret leerá precisamente este texto para ratificar su misión. No fue fácil para El, pero lo asumió desde el principio: vino a liberarnos de todo mal y de toda injusticia, para promover el derecho en la tierra. Liberarnos a todos...., sin distinciones, sea de la nación que sea, como recuerda Pedro en su discurso. Pregúntate ahora: ¿Qué orientación tiene tu vida cristiana hoy? ¿Abundan en tu vida las prácticas externas sin conversión? ¿Tratas de emprender acciones brillantes sin contar con la fuerza de la cruz? ¿Tus compromisos son con las personas más agradables o inteligentes sin acercarte a los auténticos necesitados? ¿Cómo has reaccionado ante la catástrofe sufrida por tantos hermanos tuyos en el Sudeste Asiático? ¿Es así como Dios quiere que cumplas su voluntad? Es indudable que necesitamos el Bautismo "en agua y Espíritu Santo". Necesitamos renovar nuestra unción y compromiso cristiano radical. Si no lo hacemos echaremos en saco roto la gracia que recibimos en el Bautismo. Necesitamos "rebautizarnos" para seguir de verdad el camino de Jesucristo.

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